ELENA en «A buen fin no hay mal principio»

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Acto I, Escena III - Elena y la Condesa.

ELENA: Pues bien, confieso aquí, de rodillas, en presencia del cielo y de vos, que amo a vuestro hijo más que os amo a vos y casi tanto como amo al cielo. Mis padres eran pobres, pero honrados; así es mi amor. No os ofendáis por ello. Mi ternura no puede causarle daño alguno. No acaricio acerca de él ninguna mira ambiciosa. No quisiera obtener su amor antes de haberlo merecido, e ignoro cómo merecerlo nunca. Sé que le amo en vano y lucho contra la esperanza. He vertido las aguas de mi amor en una criba horadada de mil agujeros,sin contar con que he de perderlas. Así, semejante al indio, en mi religioso error, adoro al Sol que brilla, por aquello de que le adoro, sin preocuparme de más. Queridísima señora, que vuestro odio no salga al encuentro de mi amor, pues amo lo que vos amáis. Si vos misma, cuya ancianidad respetable prueba una juventud virtuosa, os habéis encendido en una tan pura llama, tan casta, tan tierna, que hayáis sido a la vez Diana y Venus, ¡oh! tened compasión entonces de una desgraciada, cuyo único recurso estriba en dar o en prestar allí donde está segura de perder, reducida a no encontrar jamás lo que busca y que, semejante a un enigma, vive del misterio de lo cual muere.


Shakespeare

William Shakespeare (1564-1616)​ fue un dramaturgo, poeta y actor inglés. Es considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal.





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