Capítulo I - Cayendo a la madriguera.

ALICIA: Me pregunto cuántas millas habré caído ya. Debo de andar cerca del centro de la Tierra. Veamos un poco: eso serían unas cuatro mil millas de profundidad, me parece… [...] sí, creo que es esa más o menos la distancia, pero entonces me pregunto a qué latitud o longitud habré llegado… [...] ¡Me pregunto si no terminaré por traspasar toda la Tierra! ¡Qué cómico sería aparecerme en medio de esa gente que camina de cabeza! Los Antipáticos, o algo así… [...] pero voy a tener que preguntarles el nombre del país, claro está. Por favor, señora, ¿estamos en Nueva Zelandia o en Australia? [...] Y ¡qué nena ignorante les voy a parecer cuando haga esa pregunta! No, me parece que preguntar no es lo más adecuado; en una de esas lo veo escrito en algún sitio. [...] Dinah me va a extrañar mucho esta noche, me parece. [...] Espero que se acuerden de su platito de leche a la hora del té. ¡Ay, Dinah querida! ¡Ojalá estuvieses aquí abajo conmigo!, me temo que no hay ratones en el aire, pero podrías cazar un murciélago, y los murciélagos se parecen mucho a los ratones ¿sabías? Pero no estoy tan segura de que los gatos coman murciélagos. [...] ¿Comen murciélagos los gatos? ¿Comen murciélagos los gatos? [...] ¿Comen gatos los murciélagos? [...] Quiero que me digas la verdad, Dinah, ¿te comiste alguna vez un murciélago? (aterrizó en un montón de ramas y hojas secas y terminó la caída.)