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Jornada I - Isabel y Doña Ángela.
ISABEL:
Por cerrar y encubrir
la puerta, que se tenía,
y que a este jardín salía,
y poder volverla a abrir,
hizo tu hermano poner
portátil una alacena.
Ésta (aunque de vidrios llena)
se puede muy bien mover.
Yo lo sé bien; porque, cuando
la alacena aderecé,
la escalera la arrimé,
y ella se fue desclavando
poco a poco; de manera
que todo junto cayó,
y dimos en tierra yo,
alacena y escalera;
de suerte, que en falso agora
la tal alacena está,
y apartándose, podrá
cualquiera pasar, señora.